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Una fuerza poderosa
«Entre las cosas pequeñas, pero numerosas sin cuento y, por eso, sumamente efectivas, a las que la ciencia ha de prestar más atención que a las cosas grandes y raras, hay que contar también la benevolencia: pienso en esas expresiones de mentalidad amistosa en el trato, ese sonreír de los ojos, ese apretón de manos, ese contento del que suele estar recubierta casi toda acción humana por lo general.
Todo profesor, todo funcionario, añade este ingrediente a lo que es para él un deber; así es la constante actividad de la humanidad, por así decirlo, las ondas de su luz, en las que todo crece; sobre todo, en el más estrecho círculo, en el interior de la familia, la vida reverdece y florece sólo por esa benevolencia.
El buen humor, el carácter amistoso, la educación cordial, son flujos siempre emanantes del instinto no egoísta y han edificado, en cuanto a cultura, con mucha más fuerza que esas tan alabadas expresiones de lo que se llama compasión, caridad y abnegación. Pero se suele minusvalorar esa benevolencia, y, de hecho, precisamente hay en ello mucho de egoísmo.
La suma de estas pequeñas dosis es, a pesar de todo, poderosa, su poder total pertenece a las más fuertes energías. – También se encuentra mucha más felicidad en el mundo de la que ven los ojos turbios, cuando uno cuenta correctamente, y simplemente no olvida todos esos momentos de contento en los cuales es rico cada día de cada hombre, también en la vida humana más afligida».
Nietzsche, Extraído de la antología de textos de Hans Urs von Balthasar, inédita en español (N II 70-71, KSA 2, 69)
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