«Se cree fácilmente, sin reflexionarlo demasiado, que la verdad consiste únicamente en la afirmación correcta de algunas relaciones; que toda ella se adquiere por preguntas y respuestas; que su posesión no es sino la posesión de una suma de informaciones exactas; que puede ser poseída toda entera, desde el momento en que la inteligencia ha sido hecha para ella. En una palabra, que no tiene nada de profundidad. Se cree que se opone únicamente al error, y no se ve que se opone también a la “vanidad”. […] El ser desborda infinitamente la capacidad de nuestros espíritus. Así pues, la verdad, vasta y profunda como el ser, debe desbordar igualmente nuestra inteligencia –para que ésta no deje de nutrirse de ella». .
Paradojas y nuevas paradojas, Henri de Lubac, Ed. Península, Barcelona 1966, 71-72.
Otras paradojas en nuestro boletín: Diferir y Su voz resuena raramente
Etiquetas: Esperanza, Formación cristiana, Henri de Lubac, Teología
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