¿Qué hay en “Amor” (sin artículo, como tantas veces aparece en nuestro teatro clásico español) que puede disponer de vidas y destinos, haciendo, sin embargo, máximamente libres a sus asaeteados? Porque se trata de los dardos de Eros, el más bello de los dioses (Platón), pero algo transformado… Penélope no es para Ulises lo que Beatriz para Dante, ni Julieta para Romeo. El Eros de los autores cristianos es más decisivo, más divino en su exigencia, porque ahora el amor se ha encarnado. Ahora el tú amado tiene en verdad la última palabra, una palabra absoluta que se impone creando un gran desorden en el mundo ajeno a Èl y haciendo surgir su propio orden como verdadera vida.
Lisardo y su criado Calabazas están alojados en casa de Don Félix. Marcela, la hermana de Don Félix, ha de estar escondida mientras Lisardo esté en la casa. Pero con su ingenio y la ayuda de su amiga Laura, dama de Félix, llegará a conocer a Lisardo…
La Pequeña Compañía de la Fundación Maior representó Casa con dos puertas, mala es de guardar, de Calderón:
Etiquetas: Teatro en Madrid
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