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De acuerdo con
«Nos encontramos con el amor de Dios dentro de nuestras limitaciones, no fuera. Yo no me encuentro con Dios en lo que no soy aunque me pudiera gustar serlo. Me encuentro con Dios en lo que soy. Por eso aceptar nuestras limitaciones no es solamente una resignación sino que debe ser también un acto de fe. Si Dios no ha querido que tenga tales cualidades, si no ha querido que valga para ciertas realizaciones, si ha permitido que tenga determinadas limitaciones, yo lo acepto. Me acepto a mí mismo en Él. Romano Guardini lo expone así:
“En la raíz de todo está el acto por el cual me acepto a mí mismo. Debo estar de acuerdo con ser el que soy. De acuerdo con tener las propiedades que tengo. De acuerdo con estar en los límites que se me han trazado.
Esta exigencia no la puedo cumplir por caminos meramente éticos. Sólo puedo hacerlo desde algo más alto; y con esto estamos en la fe.
Fe significa aquí que comprenda mi finitud desde la instancia suprema, desde la voluntad de Dios”.
Si Dios no me ha dado una cualidad es que no la necesito y no puedo pasarme la vida echándola de menos, lamentándome por ella, no aceptándolo, no aceptándome, no queriéndome. Cuando nos aceptamos a nosotros mismos tal como somos, estamos haciendo un acto de fe en Dios, en su Bondad, en su Sabiduría. Y además, como está ya dicho, sólo nos podemos encontrar con Él en lo que somos, no fuera de lo que somos: sin recibirnos de Él no…»
Félix del Valle, El fuego y el barro, BAC, 2021, p. 111.
