Descripción
El punto de partida de la formación cristiana es la plenitud inicial del don de Dios en Cristo, al que no falta nada y, sin embargo, es siempre más. Como no es superable la fe de María en la Anunciación y, sin embargo, esta fe sigue abierta a un «más» en el don de sí misma a la obra del Hijo, así la formación del laico se apoya sobre el don de la fe, de la esperanza y de la caridad que son propiamente una plenitud desde el primer momento. Esto es lo principal en la formación: el más de un crecimiento que es obra del Espíritu Santo y tiene como punto de partida una plenitud ya dada en Cristo. El contacto con la forma de Cristo es lo que da la forma cristiana, por acción del Espíritu Santo.
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