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  • Una conexión entre la música y lo que sucedía

    «El león iba y venía por aquel territorio vacío y entonaba una nueva canción. Era más dulce y melodiosa que la que había cantado para invocar a las estrellas y al sol; una suave música susurrante. Y mientras andaba y cantaba, el valle se llenó de hierba verde que se desparramaba a partir del león como un estanque. La hierba ascendió por las faldas de las pequeñas colinas como una oleada, y en pocos minutos trepaba ya por las laderas inferiores de las lejanas montañas, convirtiendo aquel mundo joven en algo cada vez más mullido. Ya se oía el suave viento que rizaba la hierba, y muy pronto hubo otras cosas además de hierba. Las laderas más altas se oscurecieron con matas de brezo, y retazos de un verde más tosco y encrespado aparecieron en el valle. Digori no supo lo que eran hasta que uno empezó a brotar cerca de él. Era un menudo objeto puntiagudo que echó docenas de ramificaciones y los cubrió de verde mientras crecía a un ritmo de tres centímetros cada dos segundos. Docenas de aquellas cosas rodeaban ya al pequeño, y cuando fueron casi tan altas como él se dio cuenta de lo que eran.

    -¡Árboles!- exclamó. (…)

    Durante todo aquel tiempo la canción del león, y su majestuoso vagabundeo a un lado y a otro, de aquí para allá, siguieron sin pausa, y lo que resultaba más bien alarmante era que con cada giro se acercaba un poco más. A Polly la canción le resultaba más interesante porque le parecía empezar a ver una conexión entre la música y las cosas que sucedían. Cuando una hilera de abetos negros brotó en una loma a unos cientos metros de distancia, sintió que se debían a una serie de profundas y prolongadas notas que el león había entonado un segundo antes; y cuando el animal emitió una rápida sucesión de notas más ligeras no le sorprendió ver que, de improviso, aparecían prímulas en todas direcciones. Así pues, con una inenarrable emoción, se sintió muy segura de que todas las cosas salían –así lo dijo ella- de la “cabeza del león”».

    C.S. LEWIS, Las Crónicas de Narnia. El sobrino del mago, Ed. Planeta, Barcelona, 2014, pp.168-170.

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